Dudas

El Atlético de Madrid empató ayer a dos frente al Celta de Vigo, equipo entrenado este año por el Toto Berizzo, pero que conserva el mismo estilo que ha desplegado a lo largo de estos últimos años, tratar al balón como un amigo y no como un apestado. Por contra, el Atlético de Madrid dejó dudas, es un equipo peor que el del año pasado, de eso no creo que le queden dudas a nadie, pero lo peor de todo es que no se sabe muy bien a qué se quiere jugar, todo lo contrario que el año pasado con un estilo bien definido.

Pero lo peor de este nuevo Atlético de Madrid es la falta de pegada, se fue Costa y se fue Villa, con ellos se marcharon más de 40 goles, demasiada pérdida para un equipo que aspira a luchar por las competiciones que disputa, y llegaron Mandzukic, Griezmann, Cerci y Jiménez, entre ellos debían repartir esa pérdida, y a día de hoy sólo dejan dudas, porque el croata no es Diego Costa sino un delantero estático que necesita recibir los balones, él nunca se va a crear las ocasiones por sí mismo ni participará activamente en la creación, muchos goles pero si le pones los balones. Griezmann ha acusado la falta de pretemporada, le falta tono físico y el Cholo le penaliza no dejándole completar nunca un partido.  Jiménez... es buen chico, rápido y potente como para marcharse de su marcador, pero ha de acoplarse al fútbol europeo, donde siempre has de pensar más rápido si no quieres que te roben el balón antes de que la idea llegue a despegar, le falta tiempo. Por último, Cerci no ha hecho pretemporada con el Torino, llegó del Mundial y sabían que se iba a marchar fuera, eso descuidó la preparación y ahora le noto algo pasadete de peso, necesita un mes para empezar a rendir como debe.

Si a eso le sumas que Gabi no es el mismo jugador del año pasado, no sé si por agotamiento mental o por falta de piernas, el equipo se empieza a caer, hasta el punto que los infalibles Miranda-Godín también cometen fallos que terminan de complicar la situación. No recuerdo cuándo fue la última vez que equipos de la talla de Celta u Olympiacos nos marcaron 5 goles en dos partidos, la mayoría tras fallos groseros, algo pasa y habrá que hacer autocrítica, plantear las soluciones e intentar llevarlas a cabo.

Ayer el Celta no hizo un partido brillante, se limitó a mover la pelota con sentido cuando pasaba por los pies de Orellana, Álex López y Kron-Dehli, provocando desajustes en la defensa rojiblanca. Pero el gol llegó en la jugada estúpida del partido, dirán que es una obra de arte, yo creo que es un churro de los muchos que salen. Un balón que viene llovido sobre el punto de penalty, un portero que quizá debiera haber dado un paso adelante y despejar de puños, un Godín que se confía y pierde la posición, Moyá que camina lateralmente... y el delantero celeste pone la espuela para tocar según cae, el balón cambia de trayectoria hacia la portería y entra mansamente. Gol evitable 100%.

El Atlético acusó el golpe, no terminaban de dar con la forma de ir a por el partido, de tal manera que el Celta tenía el control del juego y la grada empezaba a pitar por la excesiva pasividad de los suyos. Aun así salían algunos latigazos que podían acabar en gol, ya fuese Jiménez disparando arriba, Tiago en una clarísima o Ansaldi a bocajarro (incomprensible este error). El gol sólo podía llegar como últimamente, si no es a balón parado este equipo parece que no sabe marcar, falta lateral que se convierte en un corner abierto y cabezazo de Miranda que acaba dentro, con el empate la película cambiaba. El Atleti tomó el control agarrado al talento de Griezmann y el inconmensurable Koke, pero de nuevo el gol llegó a balón parado. En este caso un corner que remata Godín para subsanar el error del primer gol, el partido llegaba al filo del descanso con otro color, 2-1.

Sin embargo, el Celta no se rindió, sacó a Nolito en la segunda mitad y revolucionó el juego celeste en los primeros minutos, gozaron de dos oportunidades claras antes de que Miranda cometiese un infantil penalty, derribando a un rival en una jugada que se podía evitar. Nolito transformó la pena poniendo las tablas. Quedaba más de media hora por delante.

El equipo lo intentó de todas la maneras, creció la figura de Griezmann, muy incisivo, sabiendo asociarse para ganar centros laterales o buscar un disparo desde la frontal del área, pero no había manera, siempre aparecía Sergio Álvarez para tapar huecos, ya fuese a cabezazos envenenados o a disparos desde el corazón del área. En pleno acoso el Cholo decidió retirar al francés (lo mejor en ese momento) para meter a RG, que no digo que no entrase el navarro, lo necesitábamos para que cabecease alguna, pero el partido pedía retirar a un Jiménez algo ofuscado. Salió casi al final, dejando paso a un Cerci que no hizo mucho porque tampoco tuvo tiempo.


Godín reclamó un penalty en área celeste cuando Cabral le abraza y le tira al suelo, a mí me parece bastante claro, pero el árbitro no lo consideró así, el Atlético de Madrid iba a perder dos puntos ante un rival que no debía perderlos en casa. Sé que no íbamos a ganar la liga, menos aún después de haberlo logrado el año pasado, pero tampoco me gustaría desengancharme del tren tan temprano, y la imagen dada en Vallecas o ante el Eibar, sumada al tropiezo de ayer, dejan una sensación amarga. 

btemplates

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Parece que Unai quiere hacer lo que podría denominarse como "la de Míchel (maricón)": en la sala de prensa te adulo, y en el campo te breo, que fue lo que hizo el Olympiakos (y el año pasado unos cuantos más).
La otra opción es la mandrilista: en la rueda de prensa previa te llamo violento, en el campo te apaleo, y en el postpartido presumo de haberte dado de tu propia medicina. Y la mientras la prensa va jaleando toda esa secuencia, y el árbitro lo consiente.

Si ganamos los tres próximos partidos, y creo que estamos capacitados para hacerlo, el equipo va a salir reforzadísimo. Son los rivales que el Cholo apuntaba en liga, y el hueso en Champions. Creo que paradójicamente nos vienen mejor los rivales más fuertes, para suplir con motivación lo que nos falta de ajuste. Contra equipos más flojillos parecía atisbarse cierta complacencia, cierta excesiva seguridad en que íbamos a ganar por ser mejores, y no por demostrarlo en el campo.

pablo dijo...

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