El Atlético de Madrid recibía
ayer al colíder de la competición, un equipo al que rápido han puesto los
periodistas, al igual que al Valencia, la vitola de aspirante a meterse en la
pelea por la competición, elogios envenenados y presión excesiva para un equipo
que, su entrenador lo sabe, no está para tales metas ni tan siquiera pretenden
o buscan estarlo. Las cuentas son bien sencillas, si suman 65 puntos sus
posibilidades de jugar la Champions el próximo año se elevan considerablemente,
y para ello han de sumar como lo han hecho ante rivales de abajo, no perder con
los de su liga (Valencia) e intentar rascar algún puntito si se puede ante los
gallos de la competición. Conclusión, una derrota ante el Atlético no empañaba
ni mucho menos su arranque de competición.
Algunos dirán que el Atlético
ya no está entre esos gallos porque ha jugado y perdido puntos con rivales que
no debía, por ejemplo frente a un Celta que pescó un punto del Calderón. Quizá
no les falte razón al pensar que la Liga es una empresa demasiado complicada
para los rojiblancos, no seré yo quien diga lo contrario porque 38 jornadas
requieren un nivel de exigencia máximo en una competición de 90 puntos, pero
este equipo ha demostrado que en las grandes citas y a la larga funciona como
un reloj, ¿que no llegamos a 90 puntos? Puede ser, pero que se van a hacer más
de 75 eso lo tengo claro.
Emery respeta al Atlético,
sabía que este iba a ser un partido complicado para su equipo y lo complicó él
aun más parapetándose atrás, cambió el dibujo y sacó del terreno a los
peloteros para estirar el equipo de forma que todo dependiese de cerrar
espacios y fiarlo todo a que Bacca, Vitolo y Vidal pudiesen convertir alguna
galopada en gol. También sorprendió el Cholo que dejó en el banquillo a
Griezmann y Raúl García, para fortalecer el centro del campo con Saúl, tal y
como lo hiciese frente al Real Madrid, le salió bien al argentino ya que Saúl
cuajó un partido muy serio, con mucha personalidad, pidiendo el balón sin
miedo. Hay jugador de futuro.
El que es un jugador de
presente es Koke, pelea, se asocia, asiste, presiona, arma el juego, bota la
estrategia y además, golea. Ayer lo hizo por primera vez en la temporada, es
verdad que ha empezado el año un poco peor de lo que terminó la temporada
pasada, también es cierto que ayuda tener un tipo como Diego Costa en la punta,
a años luz del pobre Mandzukic, pero poco a poco va mejorando con los partidos.
Recogió un balón en el pico del área y no se lo pensó, disparó al palo largo y
batió a Beto con la ayuda del defensa hispalense, gol que encarrilaba un
partido que ya dominaba el Atlético desde el inicio. Fundamentales en esta
labor los laterales, cuando tienes a Tiago, Gabi, Saúl, Koke y Arda flotando
por todo el centro del campo, el apoyo de unos laterales ofensivos como Ansaldi
y Juanfran suma muchísimo.
Qué decir de la estrategia,
cada falta cercana al área, cada corner se convierte en un suplicio para unos
rivales que no saben muy bien a quién parar, te puede marcar de cabeza Godín,
Miranda, Tiago, Mandzukic, RG… y de segunda jugada otros tantos. El Calderón lo
sabe y celebra cada acción de estrategia como un penalti, en las primeras
estuvieron atentos los zagueros y Beto, después llegó el cabezazo de Gabi que estuvo
a punto de entrar de no ser por el portero. Hasta que llegó el segundo tanto,
para mí jugada de laboratorio. Falta lateral que se cuelga al segundo palo, allí
Arda cede de cabeza hacia atrás a Miranda que se había quedado esperando ese
pase, la coloca con el interior hacia el palo contrario y allí Saúl cruza de
cabeza para lograr un precioso tanto que ponía tierra de por medio en el
marcador. Las sensaciones eran inmejorables, el equipo ganaba 2-0 y el Sevilla
no había probado a Moyá aun.
En el descanso ambos equipos
movieron sus banquillos, Simeone retiró a Gabi con un golpe en el tobillo tras
una fea entrada de un sevillista para dar entrada a Raúl García, lo que
retrasaba a Saúl y centraba a Koke, dejando a RG el carril diestro. Por su
parte Emery reaccionaba tarde metiendo a Banega y Denis Suárez por Kolo y
Vitolo, más toque y posesión para buscar la portería atlética. Fueron unos
minutos de búsqueda sevillista con más corazón que peligro, ataques que la zaga
acertó a sacar cómodamente.
Duró poco la reacción porque
enseguida volvió a tomar el control el Atleti, moviendo con calma el balón,
basculando de una banda a otra, apoyándose en un RG que ayer estuvo impecable
en la asociación y la profundidad por bandas. Pudo llegar el gol en dos jugadas
consecutivas con cabezazos que sacó Beto cuando se cantaba el gol en la grada.
En ese punto Simeone volvió a
mover el banquillo, Saúl dejó su sitio a un Griezmann que no termina de entrar
en el once y Raúl Jiménez poco después lo hacía por Mandzukic. El croata estaba
fundido, corre muchísimo durante el partido y pelea cada acción, pero cada día
dudo más de si era el delantero que necesitaba este equipo tras la marcha de
Diego Costa, los 22 millones de su fichaje pesarán como una losa si al final de
la temporada no logra más de 20 goles. A otro que le pesa como una losa el
Calderón es a Raúl Jiménez, demasiado condicionado por sus actitudes pasadas y
al que parte de la grada no perdona ni parece perdonar a corto plazo, se le ve
con la ansiedad de querer agradar en cada acción, a veces con más revoluciones
de las necesarias.
El partido parecía morir en
el 2-0, resultado que se hubiese firmado antes del partido, hasta que Griezmann
fue objeto de un penalti tan claro como absurdo que convirtió Raúl García con
serenidad. Y poco después Raúl Jiménez consiguió su primer gol con el Atleti al
rematar en plancha una falta lateral, el 4-0 redondeaba una tarde noche de
fútbol que permite al Atlético acostarse segundo y enviar un mensaje al resto, estamos
aquí.