Los que tienen la suerte -o desgracia, según sea- de conocerme sabían perfectamente que no esperaba nada positivo de este “envite” copero en el Bernabéu, de hecho ni allí ni en nuestra casa. Mi tío, un tocapelotas oficial, me llamó con el partido recién comenzado para advertirme de una cosa… 4-1 os caerán, ya te iré llamando según vayan llegando los goles. Este cura, que otra cosa no pero hace tiempo que perdió la confianza en esta panda de muertos, le respondió algo que quizá no esperaba. “Cuatro no, pero tres probablemente”, no hubo opción al chinchorreo, al pique insano, entregué la cuchara antes de empezar… como el jodido grupo de impresentables que tiene la costumbre de mancillar el escudo del Atlético de Madrid allá donde se desplacen, sea Alicante, Alboraia, Santander o Huelva.
Llegaban al feudo madridista (qué generoso soy, el cuerpo me pide improperios) tras perder hasta los calzones en Alicante el lunes, la vergüenza no porque muchos no la conocieron, y los restantes que la llegaron a ver, salieron corriendo al mirarla fijamente a los ojos. Por tanto, ahí nos hallábamos con un grupo de desvergonzados a punto de salir al campo como el condenado accede al patíbulo, qué imagen tan tierna, como el pan de molde.
El caso que pese a todo salieron con ganas de dar un poquito de guerra, tanto es así que no tan sorpresivamente golpearon primero, ya estamos acostumbrados a adelantarnos en el marcador contra los merengones para después sufrir la pájara, acoso, robo o mezcla de todo un poco. Esta vez un pase de Reyes (¿quién si no?) deja al Kun mano a mano con Casillas, éste le hace penalti pero como llega Forlán al rechace y marca no hay opción a reclamar nada. Cierto es que la jugada deja dudas en la repetición, el Kun arranca un brazo adelantado con respecto a su marcador, pero en la velocidad del juego es entendible el fallo. De paso creo que Mateu no hubiese pitado penalti, hay que tener mucho valor y arrojo para pitarlo y al pobre valenciano le faltan huevos, vulgarmente hablando.
Ahí lo teníamos, un 0-1 que les vino de miedo a los rojiblancos para echarse atrás, a especular con el marcador y a engañar al mundo futbolístico, porque al que ve todos los partidos del Atlético ya no le engañan, sabe que en cuanto estén medio gol por delante van a colgarse del larguero vilmente. El Crisantemo’s team comenzó a adueñarse del balón, los mediocentros del Atleti son esos espectadores de lujo que ni tan siquiera se fajan en labores de contención, mira que si salen sucios en la toma de la televisión… ay ay ay.
Durante la siguiente media hora larga lo único que nos sostuvo fue la soberbia actuación de un portero joven que tiene sus fallos, pero que en noches como la de hoy demuestra que tiene potencial. El Madrid parecía desesperado en la búsqueda del empate hasta que llegó por mediación de Ramos, al que no marcaba nadie en el remate de cabeza, ¿para qué? Espoleado por la igualada, siguieron en su cruzada, con el Atlético parapetado en las inmediaciones de su área. Fue tan escandaloso que durante un momento iban 8 corners lanzados por 0 atléticos, la posesión rozaba el 70% y hasta las faltas las hacían ellos. Un auténtico despropósito.
La única esperanza era que el Madrid tras ese esfuerzo se viniese abajo al final del partido posibilitando alguna contra clara, pero el fondo físico de los colchoneros es el mismo que el del jubilata que va al parque a tirarle pan duro a los gorriones. Ni defienden bien, ni saben tocar con criterio, ni aguantan un envite físico, ¿realmente para qué están preparados? Joder, necesitamos una aclaración.
El comienzo de la segunda parte fue una continuación de la primera, un Madrid volcado casi a la heroica para voltear la eliminatoria, tanto era así que por momento pensé que no habría partido de vuelta… y un taciturno equipo rojiblanco. Sin embargo, hubo acciones polémicas.
Un fallo garrafal permitió a dos jugadores blancos llegar al remate en el segundo palo, gol del irritante portugués y fin de la eliminatoria, si no había acabado ya en el sorteo. Ni los rechaces los agarraba la defensa, lamentable.
A renglón seguido llegó la opción de empatar, un pase maravilloso de 40 metros para que el Kun controlase con el pecho en carrera, ganase la carrera a su par y disparase al muñeco, el rechace le cayó a un Forlán que en carrera no logró apuntar dentro, estrellando el disparo en la madera. Si fallas esas ocasiones, estás condenado a palmar sí o sí.
Momentos polémicos, Cristiano le hace una entrada brutal a Ujfalusi, sin opción de ganar el balón, parecida a la de Messi que le costó dos partidos de sanción. Al invento portugués le sacan amarilla y todo solucionado, si llega a ser al revés, ya me veía a Inda pidiendo la encarcelación del carnicero checo. A Mourinho le debió gustar mucho la decisión, pues se acercó al poco a reírse con el cuarto árbitro, al estilo Al-Gandhour/Hiddink, al tulipán le cayeron palos hasta en el cielo de la boca, al portugués se le perdonará, de hecho no saldrá reseñado en ningún medio mañana.
Después, la más jugosa de todas, Sergio -elniñodecacique- Ramos le hace una falta por detrás al Kun que bien le hubiese podido lesionar, ni falta. Mateu es de esos tipos que no pita falta a no ser que vea un cuchillo clavado en la espalda y que se mantenga firme, eso no puede ser nunca falta. QSF agarró el enfado y decidió que no se devolvía el balón, lío habemus en el que Xabi Alonso debió ser amonestado por perder los nervios ya que… ¿en qué artículo de qué ley obliga a devolver un balón tras tirarlo fuera? En cambio sí dicen algo de la desconsideración mediante empujón, pero volvemos a lo de antes, hay que tener arrojo y valor, Sr. Lahoz.
El mismo que le faltó para sancionar una falta flagrante del mismo Alonso a Reyes a medio metro de la frontal por agarrón. Si no es falta, el utrerano va para actor de primera, pero tranquilos, es falta y seguirá jugando al fútbol… si le dejan.
El partido murió con otro gol de Ozil tras fallo vergonzoso, parecía un pim-pam-pum, balón que entra al área, rebota en los pies de Domínguez y llega a Ozil en carrera para que bata sin muchos problemas a De Gea. Así no se puede ganar en ningún campo. Y pudo llegar el cuarto, pero entre que unos no estaban del todo finos y los otros la “cagan” a medias, pues eso.
La final de la Copa del Rey será Real Madrid-Barcelona, y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos salvo que cambie mucho esto. La SPL a la española es lo que tiene.