Goleada y liderato
El partido de ayer nos presentó a un Atlético cada día más serio, con sus ratos de sesteo incluido pero serio. Huyo de palabra partidazo y demás adjetivos grandilocuentes porque tampoco hemos de volvernos locos. Al principio del partido todo se jugaba dos marchas por debajo de lo habitual, parecía todavía un partido de pretemporada en el que los equipos contemporizaban, si bien el Atlético tuvo una oportunidad clarísima en las botas del Kun (gran desmarque, mal control). Con el gol del Atlético, se reactivó el encuentro para bien. En un córner, Reyes la pone al segundo palo donde la defensa no acierta a despejar contundentemente, el esférico llega al balcón del área para que Jurado la empalme con fuerza a media altura junto al palo, golazo.
A partir de ese momento nosotros nos vinimos un tanto abajo o el Sporting arriba, no sé qué fue primero si el huevo o la gallina. Tanto fue así que en un par de contras rozaron la igualada, especialmente en un centro al área que queda muerto en el segundo palo para que entre unos y otros el balón acabe fuera. Qué mal lo vi. En ese lapso de tiempo (entre el primer gol y el segundo) dio tiempo para que dudásemos qué central era más inseguro. Godín se enredaba en regates absurdos, subidas a lo Lucio y demás historias que nos dejaban en “bragas” una y otra vez. Mientras tanto Perea pasaba de complicarse, la cedía al compañero más cercano y rara vez cometía un pequeño error. De hecho, en la segunda parte llegó a subsanar un error de su compañero, como diría aquel torero: “en dos palabras, ¡in-creíble!”.
Reyes caminaba sobre las aguas, bajaba a sacar el balón jugado, caía a banda izquierda, derecha, asociaciones en ataque, carreras generosas para defender… la verdad que no sé qué verían algunos en el campo cuando decían que observásemos al tano cuando no tenía el balón, pero yo ayer le vi currar como el que más. El jugador con más talento natural de la plantilla junto al Kun.
Hablando del Rey de Roma, la jugada del segundo gol fue para enmarcar. Parecía un Agüero contra el mundo, la firmaría el tal Messi o Maradona y a todos se les caería la baba durante dos semanas repitiendo la jugada una y otra vez. Empezó en tres cuartos de cancha a driblar rivales, recorte por aquí, recorte por allá, me interno en el área, otro recorte y en última instancia el balón le cae (me dio la impresión que involuntariamente) a Forlán, que empujó al fondo de las mallas.
Con ese 2-0 todo parecía acabado. Sin embargo, Reyes seguía regalando regates espectaculares, como aquel en el que dentro del área amaga irse hacia dentro, pisa el balón y se la lleva hacia fuera. Fantástico.
En la segunda parte el Sporting dio entrada a dos atacantes para intentar la machada de empatar un partido ya perdido. No resultó buena opción porque poco después vimos a un Atlético otra vez bien plantado en el terreno, sin conceder oportunidades y combinativo a ratos. Las asociaciones entre Ujfalusi, Reyes y Kun marcarían la tónica en esta mitad.
Sobre el minuto 60, el Kun recibe por banda izquierda, se mete hacia el centro, abre a Reyes para que entre por la otra banda. En ese momento el utrerano se para, parecieron 15 segundos pero en realidad sucedió todo muy rápido, el checo entra por su espalda como un obús, recibe el balón y antes de salir por línea de fondo mete el balón raso al punto de penalti para que Forlán vuelva a empujar otro gol. Buena jugada.
Poco más tarde la repetirían otra vez (parecía algo ensayado) solo que el checo metería el balón colgado y ahí se hizo fuerte Juan Pablo, el portero sportinguista.
De ahí hasta el final dio tiempo a despedir a Jurado con una calurosa ovación, ver en acción a Diego Costa e incluso Mario Suárez dejó un par de detalles interesantes.
Simao marcaría el cuarto y último gol en otra jugada de combinación en las inmediaciones del área. Ése es el camino, goles fruto de jugadas colectivas, manteniendo este nivel nos divertiremos este año. Estoy seguro.