Antes de nada quiero disculparme por no comunicar mi ausencia públicamente, algunos de vosotros sí recibisteis el aviso por mail (incluso tú, Jugger). He disfrutado de mis vacaciones estivales, aunque todavía me quedan 10 días, y estoy de vuelta en casa. Por cierto qué gusto da volver a tu cama, a tu salón, a tu sofá… al menos a mí me pasa siempre, da igual que me haya estado en mi (segunda) casa, supongo que a muchos os ocurrirá lo mismo.
Aviso que tengo pocas ganas de escribir algo coherente, casi 400 comentarios después necesito un descanso mental. También influye el cansancio acumulado tras un viaje de regreso adelantado, pues existía la posibilidad de quedarme hasta el sábado, pero un accidente acuático (un juego de estos con motora) de ayer tarde me quitó las ganas, tranquilos todos que no reviste gravedad mi pierna -pese a que en un primer momento la di por rota- e incluso he venido conduciendo con el dolor. Pero basta de hablar de mí.
En realidad voy a incumplirlo, necesito que me pongáis al día de todo lo relacionado con el Atlético de Madrid, durante mis vacaciones desconecto el móvil, no he comprado periódicos, evité la televisión (incluidos telediarios) y sólo vi los partidos de España.
Al tema. España ganó la Copa del Mundo ingresando en el selecto club de los campeones, a partir del próximo mes lucirá la estrella acreditativa encima del escudo, permitidme aun con retraso que me una a los que querían la victoria, ya dije en Octavos que quería una victoria de España acompañada de un naufragio “bigotil”. Difícil situación ya que las victorias en este tipo de campeonatos, por lo general, terminan por tapar los fallos acaecidos durante la competición.
Me la envaino en el tema Casillas, fui crítico con él y reconozco su aporte en aquel penalty parado a Cardozo y el mano a mano con Robben, ambas jugadas de haber significado un gol hubiesen ido acompañadas de una derrota casi segura, si bien difícilmente podremos demostrar que cualquiera de los otros dos porteros las hubiesen solventado con éxito.
En mi maratón de lectura dudo si alguien habló de la actitud de los rivales ante España. Todos y cada uno de ellos recularon cediendo protagonismo casi absoluto a los “españoles” con el balón, pase que Paraguay se encierre atrás porque su fútbol se basa en eso precisamente, defender fuerte y cazar un contragolpe, su partido rozó la perfección ahogando a una obstusa España que a punto estuvo de pegarse el hostión. Reseñar, one more time (¡qué tormento!), la inutilidad del doble pivote ante rivales de ese corte, el fútbol se desarrolla muy alejado del área mientras te están presionando en la parcela ancha… eso se traduce en pérdidas peligrosas que bien pueden causarte un disgusto, sino que le pregunten a los suizos o a los norteamericanos.
Sin embargo, los alemanes me defraudaron con su planteamiento, todavía me pregunto si la baja de Muller fue el detonante o si quizá se trató de un respeto excesivo al campeón de Europa (precisamente ante ellos), el caso que ni se parecieron a aquel conjunto maravilloso de días atrás, y lo digo sin haber visto el 4-0 frente a Maradona. Si se debió al respeto, mucho me temo que su complejo ante nosotros habrá crecido exponencialmente, pese a gozar de sus opciones. En realidad el partido fue parejo, hasta el gol de Puyol no veía la victoria nada clara, los contragolpes alemanes martilleaban lo suficiente como para acongojar (que no acojonar) a cualquiera, pero después de aquel corner lanzado como Dios manda, porque vaya manía absurda de sacar TODOS en corto (aunque en el Atleti mejor valdría sacarlos en corto que a lo Simao), estuve bastante tranquilo. Este equipo cuando coge ventaja se convierte en un Mortirolo para sus rivales, no ven la forma de batirlo y además disfruta con los espacios que se generan. A decir verdad también estuve tranquilo porque mi nerviosismo nada tiene que ver con el que me hace padecer el Atlético, mi verdadera enfermedad, España me causa una sensación diferente. Quiero que ganen, pero si no lo hacen la decepción se pasa en unas horas, mientras que con el Atleti se puede convertir en una semana negra. De igual forma, la final la celebré pero con menos saltos y menos gritos que aquella noche de Hamburgo. En la parte positiva destaco el júbilo vivido alrededor, ver a los niños lanzándose a la piscina para celebrar el triunfo, los coches pitando, la cantidad de gente a la que no le gusta el fútbol también vibrando con el equipo… fue un triunfo de todos, no de un club en concreto y llamadme lo que os apetezca pero este país necesita de vez en cuando algún motivo como este para ver “unidad”.
De la final poquito que decir, Holanda salió a repartir hostias y Webb lo permitió hasta tal punto que deberían suspenderle un par de añitos tal y como sucedió en Alemania 2006. La patada de Van Bommel a Iniesta por detrás, a la altura de la rodilla y sin intención de jugar balón en cualquier campo significaría una roja directa sin paliativos, para el inglés con una amarilla bastaba. No contento con eso, la patada de De Jong al pecho de Alonso totalmente intencionada debió cobrarse otra expulsión aun más clara que la anterior, y de paso el cambio de Fábregas como refresco. En esa tela de araña en la que unos pegaban y otro consentía nos vimos arrastrados al fango, para colmo los de arriba habían adelantado las vacaciones y la empanada presagiaba una prórroga que sólo Robben pudo haber cambiado. Para la historia quedará el gol de Iniesta (tipo talentoso como él solo y que nunca suelta una palabra más alta que la otra) y cómo un país que nunca había contado seriamente en esto del fútbol encadenó dos campeonatos. Luis puso la semilla y Torres la regó un 29 de Junio de 2008, aunque algunos quieran borrar el pasado.
P.S.: Si me permite el bueno de Perico, el recuento de los puntos lo hago otro día, posiblemente haya ganado él, aunque ya se verá.